Archivos de la categoría Concurso Relatos 2015

Textos pertenecientes al «I. Concurso de Relato Corto ANASAPS» (2015)

Diez años de relación

¡¡¡GANADOR DEL CONCURSO DE RELATOS 2015!!!

Elisabette GanadorNo estaba yo en mi mejor momento, toqué fondo en el terreno laboral. Era camarera y ayudante de cocina, cuatro o cinco días trabajando y no dormía por las noches; urgencias y la baja. Un año pasaría hasta el tribunal médico.

Pero a nivel emocional, entonces, la vida me sonrió, conocí por un anuncio al que sería quizá el hombre de mi vida. Me quedaba algo de lo que había sido como deportista y guardaba una buena figura, también la edad acompañaba, 28 años. Las líneas de la vida aún no poblaban mi cara.

Él no estaba gordo, pero tenía algo de tripa, bebía demasiada coca-cola, luego con el tiempo la dejaría. Ojos azules grisáceos, poco hablador, muy educado y amable. Me gustó y yo creo que le gusté, comenzamos a quedar todos los días, así durante tres meses. Hasta que me dijo de ir a vivir con él.

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Mirando hacia la ventana

SEGUNDO CLASIFICADO DEL CONCURSO DE RELATOS 2015

Escaleras 02Lo veo a él tomando café, bebe un sorbo de agua de un vaso que está al lado, mientras escribe unas letras en un pequeño libro. Recuerda con fugaces destellos todos los momentos de su vida por los que ha pasado. Recuerda una infancia perdida, observa a unos niños jugando en un día de nieve, se ve a él mismo tirando bolas de nieve gigantes. La nieve esta fría entre sus manos, le gusta su color, es blanca, se deshace entre los dedos, tantas cosas se le escapan entre los dedos ahora que lo ve. La nieve es fría, pero cuando la acaricias te da un tremendo calor que recorre todo tu cuerpo. Su frescor te despierta como la brisa de la mañana. Los días son blancos cuando nieva.

Ve dos niñas jugando en la nieve con su amplia sonrisa, tirándose delicadamente bolas de nieve, y recuerda cuando se ataba sus zapatillas, se ponía su gorro de capucha y salía a correr bajo las estrellas. Recorría la ciudad, pasando por delante de los edificios sombríos, corría porque tenía miedo, miedo de no gustarse como era. Se sentía gordo, no hacía más que comer, no se gustaba como era, no le gustaba el aire que respiraba. Quería salir de allí, todos los días corría. Tenía un sitio donde ir, pero el miedo e inquietud de la juventud le hicieron tomar otro camino.

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¿Dónde estoy?

Oscuridad 01¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? Esas son algunas de las preguntas que recorren mi mente, demasiado aturdido y desorientado para poder pensar con claridad y sacar conclusiones objetivas, además todo esta oscuro y no se ve nada, me cuesta mucho moverme, hasta el punto de no poder incorporarme, con la incógnita de no saber dónde estoy realmente, con la oscuridad y no tener una referencia resulta complicado. Mal momento este para haber dejado de fumar recientemente, porque el encendedor o unas cerillas me hubiesen venido de perlas. Pruebo con la linterna del móvil pero casualmente está sin batería, con la luz del reloj imposible, demasiada oscuridad. Alto, que ese ruido son mis jadeos y mi corazón que palpita como si se fuera a salir del pecho, parezco un caballo de carreras antes de la salida. Voy a intentar calmarme que no está la situación para que me dé un ataque de pánico, recuerdas lo que pasó la última vez, claro, que perdiste el control, el miedo y el pánico se apoderó de ti y consiguió controlar la situación por ti, con lo que conlleva: bloqueo, indecisión, sensación fría, taquicardia.

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Un cielo para los animales

Animales 01Fue ya, con casi cuarenta años, que pude sentir la bondad de ciertos animales, por los que tuve y tengo, aún hoy con casi cincuenta años.

Mi primer contacto aquí en Navarra, después de mucho tiempo de mi venida desde Donosti con veinticinco años, sucedió en Santesteban con treinta y nueve años.

Un día conocí a Bobi y a Chispita, eran los perros de los aitatxis de mi hijo. Recuerdo la primera vez que los vi, estaban al lado de la casa en sendas casitas de madera. Era invierno, hacía mucho frío y había barro a causa de la lluvia, pero aún así fui a saludarlos. Dos perritos ratoneros, Chispita era la más movida, dos caricias le bastaban para estar más que contenta.

Solía ir a ayudar a hacer las tareas del hogar de los aitatxis, y cuando se echaban la siesta cogía a Bobi y a Chispita y los llevaba a pasear por el monte, eran momentos de tranquilidad y sosiego para mi alma y de bienestar para los perros.

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Hija mía

Padre e hija 01Hija mía, es mejor vivir en un camino alegre que llorar de pena ante algo interminable.

Tengo trastorno bipolar pero lucho por mejorar día a día. Cuando estoy contento, tus anhelos son mi sosiego; tu esperanza recorre todo mi cuerpo como las aguas del río tranquilo fluyen al mar.

Tienes que saber, también, que otras veces, como me ocurre a mí, esta agua discurre tempestuosa y arrastra todo lo que encuentra a su paso, y puedes, incluso, quedarte atrapado por en su fondo y no resurgir. Pero es, entonces, cuando todo vuelve a la calma y mi alma callada vuela y se encuentra, de nuevo, en tu camino.

A veces, me siento acorralado, quizás, perdido. Habrá buenos y malos momentos. Pero, hija mía, si sabes sobreponerte encontrarás una razón para ser feliz. Te indico el camino, pero tu destino sólo lo puedes forjar tú misma. No conozco el final porque yo, todavía, estoy en este trayecto. Pero si respetas a los demás y te dejas querer, al final, encontrarás la felicidad y, con ella, tu libertad como ser humano que es capaz de amar a los demás.

Hija mía, un día crecerás y yo no estaré allí para protegerte. Pero recuerda siempre que, aunque a veces he tenido mis altibajos, yo siempre te he querido y, me encuentre donde me encuentre, encontrarás esa paz interior en la que siempre has estado y lograrás ubicar, por fin, el trayecto en el que un día hallarás la felicidad lo mismo que la encontré yo.

• El Azor •

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Retorno o encuentro con mis raíces

Inside of a train carriageSemana de vacaciones en Donosti: me siento como un caballo de carreras, faltan pocos días para marcharme ya y mi cuerpo y mi mente están a mil por hora. Este fin de semana he tenido que parar en seco porque estaba muy acelerado, nada, deja el cuaderno y el boli y coge tu otra herramienta que son las dos ruedas, por fin un poco de relax (desconexión), vamos, un alivio para esta cabecita. Necesito reencontrarme con mis orígenes para rellenar huecos tanto mental como físicamente; también mi olfato necesita de esos olores a verde y costa, no sé, la tierra cala mucho, te invade interiormente de forma bestial, a lo grande, son muchos años fuera y eso influye mucho en cuerpo y alma, en fin, seguiremos contando los días para experimentar con las sensaciones que nos depara el norte. Pero necesito intentar hacerlo de forma pausada, no como siempre, que parece que se me acabase el tiempo, necesito hacerlo tranquilo y disfrutar así de cada momento y que mi mente entre en un estado de éxtasis, no sé, lo necesito tanto. Pararme a pensar y reflexionar qué ha sido de mi vida aquí en Nafarroa, ver si ha sido positivo o no, por otro lado me da un poco de miedo el recuentro, no vaya a engancharme y me dé por quedarme. (2-6-2014) Bueno, empieza la cuenta atrás, mañana me voy a Donosti y de paso a hacer una visita a mi pueblo (Legazpi), ahora estoy en el hospital pero me da igual, es sólo rutina, demasiado acelerado para dormir, pero también creo que es algo normal. (3-6-2014) Bueno, voy para allá, 8:30 y ya estoy en el autobús, aunque no he empezado bien, ayer preparando la comida me lesioné y tuvieron que ponerme puntos, nada me puede hacer perder esta oportunidad, estoy demasiado mentalizado como para quedarme en el dique seco. A ver qué tal el viaje en tren, hace años que no uso el tren, aunque me gusta más que el autobús. 9:40 Estoy esperando en el andén y no sé qué tengo, soy como un imán que los atraigo a todos, ya están aquí los Testigos de Jehová, en fin, respira hondo y di simplemente “no me interesa”, ahora que veo el folleto que me han dado me fijo en las fotos del folleto y caigo en que se me ha olvidado la cámara, una cosa que tendré que hacer: fotografiar mentalmente. Ya en el tren, vaya lío con los vagones, y hala, a usar la suela de la zapatilla. Relaja tío, que estas de vacaciones, siéntate y a escribir, que sabes que te relaja mogollón. Estoy pasando bastante calor por que el tiempo está peor que yo y creo que me he vestido de 3 estaciones, yo que sé, viendo el interior del tren pienso cómo avanza esto de la tecnología, la última vez que monté en tren fue un talgo viejo y un expreso, en fin, maldita nostalgia, aquí estoy, en preferente, entre trajes y corbatas, me siento como una bombilla fundida, pero bueno es un mundo nuevo para mí, así que a observar, qué me encanta, soy como un radar, y el tío del carrito para arriba y para abajo haciendo interferencia en mi ángulo de visión, y encima vaya precios, menos mal que soy de la vieja escuela y llevo provisiones. Llevo mucho tiempo sin coger vacaciones y me invade una sensación rara, no sé cuánto me va a afectar mentalmente, de momento estoy en el limbo, este olor a nuevo del vagón que se entremezcla con el aire es molesto para mí, no me llegan señales positivas a mi mente (odio el olor a nuevo), no me dice nada (recordatorio), tengo que escribir sobre una experiencia que viví el fin de semana pasado, en concreto el sábado por la mañana.

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No te mueras hoy… muérete mañana

Callejón 01Era una mañana soleada y fría, empecé a caminar y de pronto se movió un viento muy fuerte y frío, todo cambió en poco tiempo.

El viento trajo nubarrones muy oscuros oscureciéndolo todo enseguida. Eché un vistazo alrededor y vi gente por la calle que antes no había visto, todos parecían fantasmas bajo la lluvia, caminaban con la cabeza baja bajo el temporal, no hablaban, iban a lo suyo, no se detenían y se guarecían como podían del aguacero. En ese momento se oyó el ruido de un motor acercándose rápido y un automóvil apareció por la esquina y se detuvo a mi lado: dos hombres ataviados con gabardinas y sombreros grises de fieltro bajaron del vehículo por las puertas de atrás. Se movieron con una rapidez inusual hacia mí.

Uno de ellos dijo:

–Disculpe un momento por favor, ¿podría ver su documentación?

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De soledad a soledad

Avión Papel 02Me desperté, había dormido bien. Miré el reloj, las ocho de la mañana. Después de ducharme, baje a hall del hotel y salí a la calle, estaba desierta, me dispuse a buscar algún lugar para desayunar, después haría un poco de turismo. Pensaba ir a algún museo del que tenía referencias por la guía de viajes adquirida en Pamplona. Me encontraba en el centro de Las Palmas. Vi por casualidad a un policía local, le pregunté por una cafetería y por cómo llegar al Museo Pérez Galdós:

– ¿Una durcería a estas horas? Los museos están cerrados, hoy es fiesta en la isla.

¡Me había pasado! Una hora menos en Canarias. Me indicó un sitio donde podría desayunar. Después de desayunar callejeé por la comercial y peatonal calle Triana. Saqué sin problemas dinero de un cajero y volví al hotel; estaban limpiando las habitaciones. Entablé conversación con una chica joven que estaba en la mía y enseguida me di cuenta de que nunca había salido de la isla.

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El viaje de mi vida

Auf dem WegSe puede viajar de un sitio a otro y disfrutar del paisaje, de pueblos, de ciudades, de las personas que viven en ese entorno y aprender cosas nuevas.

Normalmente, se suele salir de viaje cuando se va de vacaciones y, estos días, suelen ser de relax: intentar cargar las pilas para volver a nuestro lugar de origen con energías renovadas.

A mí, personalmente, me gustaría hacer un viaje a un lugar de fantasía (esto suele darse en los cuentos) donde todo fuese felicidad y armonía y los problemas, que asolan hoy en día a la sociedad, no existiesen. Todo se compartiría y nadie sería más que nadie. Pero esto es una utopía y el mundo real en el que vivimos es muy diferente.

Se puede viajar dentro de uno mismo y conocerse mejor, pero éste es un viaje por la mente que entraña riesgos y, a veces, se puede caer en un pozo sin fondo donde, quizás, no se encuentre la salida.

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