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Hoy he llorado

Animales 04Porque os echo de menos a ti sobre todo mi principito, a mis dos gatos, sé que están bien con vosotros pero les echo de menos.

Ahora que la gripe me atrapa y me siento cansada con las fuerzas minadas ahora os recuerdo y os echo de menos.

Pero todo pasa, la gripe desaparecerá y tendré más fuerzas para afrontar mi vida que de un tiempo a esta parte se ha vuelto más apagada. La medicación calma mis nervios pero hace que desaparezca el ánimo y la esperanza. Hoy me siento triste y por eso he llorado.

Sueños que no pudieron ser, me pregunto qué hubiera sido de mí si las circunstancias me hubieran sido favorables. Hubiera sido feliz, ya no puedo decir que soy feliz, me ha quitado demasiado la vida.

HOY HE LLORADO.

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La Planta

Medico 03La voz me vuelve a despertar de mis sueños una vez más, porque si puedo soñar que no estoy aquí y puedo ilusionarme con que esto no es más que una mala pesadilla, podré tener fuerzas para levantarme de este pozo tan mono-capa. Pero abro los ojos y allí están ellos otra vez, con sus batas y esos guantes tan estériles que llegan a revolver mis tripas con su olor.

Entonces hablo hacia mi yo interior y le digo ¡tenía sed!, pero me di cuenta de que la copa de las ilusiones estaba vacía al despertar y descubrí que un enjambre en mi cabeza me roba las noches. No me dejes solo porque ahora me siento muy pequeño al despertar de mis pesadillas y ver que nada ha cambiado y todo sigue igual. Necesito que me abraces fuertemente desde el interior, no me hables, que la tristeza no se quiere ir, y no sé qué duele más, si el dolor o esta tristeza que no me abandona, abrázame y dame fuerza. Como una noche de invierno un manto de nieve, un corazón frágil y desnudo tortura de vida, abrázame, y dame fuerza.

Mi mirada cansada se pierde observando la habitación y es como si un fantasma hubiese vuelto, las mismas camas, el mismo color en las paredes. En esta planta es como si de repente se hubiera parado el tiempo, pasillos vacíos y ese silencio, la planta tabú la llamo yo, pues nadie quiere estar aquí, ni hablar, ya que se habla con la mirada. Ese silencio, aunque a mí me guste mucho, te llega a agobiar, pues es como estar desconectado del mundo exterior, una sonrisa fingida y forzada es todo lo que puedo ofrecer en esta planta a la que nunca creí que volvería.

Necesito alas rompiendo y suave brisa que calme el dolor de estas largas noches, vuelve el sudor en estas noches interminables en la planta. La senda se estrecha hasta arrastrarte al final del sueño, que te lleva a un tiempo casi olvidado ya paraíso inventado para jodernos bien. En brazos de la soledad sigo vendiendo mi alma al diablo, vamos a engañarnos y vamos a decir que esto va a durar siempre, perderme en tus brazos tan vacíos, cómo hablar aquí si parte de mi mente es tuya, en esta planta no encuentro la palabra que describa todo esto ya vivido en un pasado no muy lejano todavía para olvidar, quisiera saber si sería posible, tú ya me conoces, yo ya he estado aquí recorriendo tus pasillos, lo mismo que hoy, necesito que me ayudes a encender el fuego que llevo dentro, necesito correr sin mirar atrás y salir de aquí cuanto antes.

“Cuando dolor y sufrimiento andan de la mano, ten cuidado porque te arrollarán sin contemplaciones”

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Mirando hacia la ventana

SEGUNDO CLASIFICADO DEL CONCURSO DE RELATOS 2015

Escaleras 02Lo veo a él tomando café, bebe un sorbo de agua de un vaso que está al lado, mientras escribe unas letras en un pequeño libro. Recuerda con fugaces destellos todos los momentos de su vida por los que ha pasado. Recuerda una infancia perdida, observa a unos niños jugando en un día de nieve, se ve a él mismo tirando bolas de nieve gigantes. La nieve esta fría entre sus manos, le gusta su color, es blanca, se deshace entre los dedos, tantas cosas se le escapan entre los dedos ahora que lo ve. La nieve es fría, pero cuando la acaricias te da un tremendo calor que recorre todo tu cuerpo. Su frescor te despierta como la brisa de la mañana. Los días son blancos cuando nieva.

Ve dos niñas jugando en la nieve con su amplia sonrisa, tirándose delicadamente bolas de nieve, y recuerda cuando se ataba sus zapatillas, se ponía su gorro de capucha y salía a correr bajo las estrellas. Recorría la ciudad, pasando por delante de los edificios sombríos, corría porque tenía miedo, miedo de no gustarse como era. Se sentía gordo, no hacía más que comer, no se gustaba como era, no le gustaba el aire que respiraba. Quería salir de allí, todos los días corría. Tenía un sitio donde ir, pero el miedo e inquietud de la juventud le hicieron tomar otro camino.

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