Se puede viajar de un sitio a otro y disfrutar del paisaje, de pueblos, de ciudades, de las personas que viven en ese entorno y aprender cosas nuevas.
Normalmente, se suele salir de viaje cuando se va de vacaciones y, estos días, suelen ser de relax: intentar cargar las pilas para volver a nuestro lugar de origen con energías renovadas.
A mí, personalmente, me gustaría hacer un viaje a un lugar de fantasía (esto suele darse en los cuentos) donde todo fuese felicidad y armonía y los problemas, que asolan hoy en día a la sociedad, no existiesen. Todo se compartiría y nadie sería más que nadie. Pero esto es una utopía y el mundo real en el que vivimos es muy diferente.
Se puede viajar dentro de uno mismo y conocerse mejor, pero éste es un viaje por la mente que entraña riesgos y, a veces, se puede caer en un pozo sin fondo donde, quizás, no se encuentre la salida.
Hace unos años estuve en Mallorca. Me fui con lo puesto y sin trabajo y, aunque cobraba en aquellos días el paro, por una cosa u otra, el dinero no me alcanzaba ningún mes para llegar a los últimos días y me las tuve que ingeniar para sobrevivir. Una aventura que me enseñó los entresijos de la vida y que muchísimas personas debieran conocer en algún momento de la vida para darse cuenta de que todo lo que sucede a nuestro alrededor son circunstancias que nos pueden ayudar para mejorar como personas.
Yo creo que, desde que se nace, se está viajando por el sendero de la vida y, aunque es bonito conocer otros países, otros lugares, también es fundamental rodearse de personas que te comprendan, seres con los que compartir la vida. Y éste es el viaje que todos deben realizar y, si se encuentra la felicidad en el camino, se podrá decir que el viaje habrá tenido un final feliz.
No es necesario conocer otros lugares; a veces, personas de esos países comparten con nosotros nuestras ciudades y, si se tiene la posibilidad de conocer alguna de esas personas, entre unos y otros se puede aprender de culturas diferentes y, poco a poco, tratar de mejorar para ser mejor personas.
Todos hemos viajado alguna vez y se puede sentir extraño en otros lugares. Pero, si lo que se pretende es comportarse como uno más del lugar, posiblemente se descubran cosas que el dinero no puede comprar.
• El Azhor •