Sueños

Gaviotas 01A veces, la imposibilidad de tener más cosas o situaciones nos lleva a soñar. Soñar con una casita donde vivir con mi amigo que casi es un hermano para mí. Poder ver a Patxi más a menudo, que durmiese alguna vez en mi casa, no tener tantos altibajos, poder ir a Donosti y no tener que estar tan apretada con el dinero.

Son tantas las cosas que pensamos que nos faltan y a veces escuchas que hay que vivir con lo que se tiene, pero los sueños están para soñar y aunque soy un poco ambiciosa y aunque sepa que tal vez no se cumpla nada, yo me atrevo a soñar despierta, pues como decía Calderón, la vida es sueño y los sueños son posibles o no posibles, ahí están para luchar por ellos, y si algo se consigue, mejor.

Tenemos el poder de imaginar y sentir por un segundo que todo podría ser posible y creemos que tal vez algo se cumplirá, por eso a pesar de todo, no perdemos las esperanzas y seguimos soñando porque es bueno soñar.

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Descubriendo y expresando

Cámara 01Hace pocas semanas me he vuelto a introducir en ese mundillo de la fotografía, la verdad y debido a no poder ir a la montaña a cierto nivel, hacía años que la tenía arrinconada y cada vez que nos encontrábamos cara a cara la lente y yo ella me hablaba:

— Me decía: Me siento sucia anda sácame el polvo de encima.
— Sácame de paseo pues me siento agarrotada y encerrada.
— ¡Por favor actualízame! Me siento de otra época.

Generalmente miraba hacia otra parte y no reflexionaba sobre ello, y es que al no poder disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor la perspectiva cambia bastante y el trasmitir y expresar una óptica desde tu particular visión es muy complicado, en fin.

El cuerpo se va haciendo mayor y empieza a enseñar su cara más perezosa ¡ojo! El cuerpo, porque mientras mi mente se sienta joven y fresca, ella y yo seremos capaces de hacer todo lo posible para motivar a la musculatura para que dé pequeños pasos.

“EL PENSAMIENTO ES UN ARMA MUY PODEROSA EN MANOS DE UNA MENTE CREATIVA”

Con mucha nostalgia decidí vender mi equipo analógico, vi el desprendimiento no con tristeza y melancolía sino como un cambio a mejor, además es ya muy difícil y caro encontrar película para diapositivas. Así es como empiezo a descubrir el mundo digital, descubriendo que yo también me tengo que actualizar con el nuevo equipo, complejo y pesado al principio, pero a la vez muy bueno para mantener mi mente activa, ¿acaso la vida no trata de eso, un constante aprendizaje?, pobre de aquel que diga que lo sabe todo y no necesita reciclarse por que se estará acomodando en la ignorancia.

Descubriendo todo un mundo de posibilidades a mis pies, y es que ya no hay excusa para quedarse en casa, descubriendo que la óptica llama a pasear en busca de esa foto fabricada en mi cabeza, buscando la perfección, ese detalle, no sé, todo lo que mi mente sea capaz de imaginar y crear, quizás no la encuentres nunca pero ahí reside toda su magia y misterio, y no salir simplemente a disparar compulsivamente como si de un concurso se tratara, saliendo como si de la primera foto se tratara, con la ilusión de un niño chico, esa es la ilusión que te lleva a no rendirte cada vez que sales de rally fotográfico. Descubriendo que por muchos años que pasen las pasiones se vuelven a reencontrar con mucha más fuerza, al ponerme en contacto después de tantos años con mi antiguo profesor de fotografía en la escuela taller, la pasión que tenemos en común por la fotografía en blanco y negro, no hay distancia ni paso del tiempo que consiga disolverla. Manera de ver este mundo a veces fuera de lugar para mí hablando de la época que me ha tocado vivir, me da mucha tranquilidad ese monocromo, no sé, tanto “color” despista y dispersa mi mente, va más con mi inquietud y curiosidad el carecer de pistas para llegar a la conclusión, si es una foto actual o de época, en definitiva el blanco y negro deja la puerta abierta a mi mente para poder jugar mucho más.

Me parece una forma estupenda de expresión fascinante y objetiva de la diversidad ocular.

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Retorno o encuentro con mis raíces

Inside of a train carriageSemana de vacaciones en Donosti: me siento como un caballo de carreras, faltan pocos días para marcharme ya y mi cuerpo y mi mente están a mil por hora. Este fin de semana he tenido que parar en seco porque estaba muy acelerado, nada, deja el cuaderno y el boli y coge tu otra herramienta que son las dos ruedas, por fin un poco de relax (desconexión), vamos, un alivio para esta cabecita. Necesito reencontrarme con mis orígenes para rellenar huecos tanto mental como físicamente; también mi olfato necesita de esos olores a verde y costa, no sé, la tierra cala mucho, te invade interiormente de forma bestial, a lo grande, son muchos años fuera y eso influye mucho en cuerpo y alma, en fin, seguiremos contando los días para experimentar con las sensaciones que nos depara el norte. Pero necesito intentar hacerlo de forma pausada, no como siempre, que parece que se me acabase el tiempo, necesito hacerlo tranquilo y disfrutar así de cada momento y que mi mente entre en un estado de éxtasis, no sé, lo necesito tanto. Pararme a pensar y reflexionar qué ha sido de mi vida aquí en Nafarroa, ver si ha sido positivo o no, por otro lado me da un poco de miedo el recuentro, no vaya a engancharme y me dé por quedarme. (2-6-2014) Bueno, empieza la cuenta atrás, mañana me voy a Donosti y de paso a hacer una visita a mi pueblo (Legazpi), ahora estoy en el hospital pero me da igual, es sólo rutina, demasiado acelerado para dormir, pero también creo que es algo normal. (3-6-2014) Bueno, voy para allá, 8:30 y ya estoy en el autobús, aunque no he empezado bien, ayer preparando la comida me lesioné y tuvieron que ponerme puntos, nada me puede hacer perder esta oportunidad, estoy demasiado mentalizado como para quedarme en el dique seco. A ver qué tal el viaje en tren, hace años que no uso el tren, aunque me gusta más que el autobús. 9:40 Estoy esperando en el andén y no sé qué tengo, soy como un imán que los atraigo a todos, ya están aquí los Testigos de Jehová, en fin, respira hondo y di simplemente “no me interesa”, ahora que veo el folleto que me han dado me fijo en las fotos del folleto y caigo en que se me ha olvidado la cámara, una cosa que tendré que hacer: fotografiar mentalmente. Ya en el tren, vaya lío con los vagones, y hala, a usar la suela de la zapatilla. Relaja tío, que estas de vacaciones, siéntate y a escribir, que sabes que te relaja mogollón. Estoy pasando bastante calor por que el tiempo está peor que yo y creo que me he vestido de 3 estaciones, yo que sé, viendo el interior del tren pienso cómo avanza esto de la tecnología, la última vez que monté en tren fue un talgo viejo y un expreso, en fin, maldita nostalgia, aquí estoy, en preferente, entre trajes y corbatas, me siento como una bombilla fundida, pero bueno es un mundo nuevo para mí, así que a observar, qué me encanta, soy como un radar, y el tío del carrito para arriba y para abajo haciendo interferencia en mi ángulo de visión, y encima vaya precios, menos mal que soy de la vieja escuela y llevo provisiones. Llevo mucho tiempo sin coger vacaciones y me invade una sensación rara, no sé cuánto me va a afectar mentalmente, de momento estoy en el limbo, este olor a nuevo del vagón que se entremezcla con el aire es molesto para mí, no me llegan señales positivas a mi mente (odio el olor a nuevo), no me dice nada (recordatorio), tengo que escribir sobre una experiencia que viví el fin de semana pasado, en concreto el sábado por la mañana.

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No te mueras hoy… muérete mañana

Callejón 01Era una mañana soleada y fría, empecé a caminar y de pronto se movió un viento muy fuerte y frío, todo cambió en poco tiempo.

El viento trajo nubarrones muy oscuros oscureciéndolo todo enseguida. Eché un vistazo alrededor y vi gente por la calle que antes no había visto, todos parecían fantasmas bajo la lluvia, caminaban con la cabeza baja bajo el temporal, no hablaban, iban a lo suyo, no se detenían y se guarecían como podían del aguacero. En ese momento se oyó el ruido de un motor acercándose rápido y un automóvil apareció por la esquina y se detuvo a mi lado: dos hombres ataviados con gabardinas y sombreros grises de fieltro bajaron del vehículo por las puertas de atrás. Se movieron con una rapidez inusual hacia mí.

Uno de ellos dijo:

–Disculpe un momento por favor, ¿podría ver su documentación?

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De soledad a soledad

Avión Papel 02Me desperté, había dormido bien. Miré el reloj, las ocho de la mañana. Después de ducharme, baje a hall del hotel y salí a la calle, estaba desierta, me dispuse a buscar algún lugar para desayunar, después haría un poco de turismo. Pensaba ir a algún museo del que tenía referencias por la guía de viajes adquirida en Pamplona. Me encontraba en el centro de Las Palmas. Vi por casualidad a un policía local, le pregunté por una cafetería y por cómo llegar al Museo Pérez Galdós:

– ¿Una durcería a estas horas? Los museos están cerrados, hoy es fiesta en la isla.

¡Me había pasado! Una hora menos en Canarias. Me indicó un sitio donde podría desayunar. Después de desayunar callejeé por la comercial y peatonal calle Triana. Saqué sin problemas dinero de un cajero y volví al hotel; estaban limpiando las habitaciones. Entablé conversación con una chica joven que estaba en la mía y enseguida me di cuenta de que nunca había salido de la isla.

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Al ras del suelo

Vuelo 01Como ese ave que va perdiendo la fuerza de sus alas, y por más que las bate no logra remontar el vuelo, hasta llegar a ras del suelo, hoy estoy así, pero no es nada nuevo. Mañana seguro que volaré alto, y es que soy como el ave fénix, siempre consigo resurgir de mis cenizas y regenerarme, decía que no era nuevo, pues esta montaña rusa emocional en la que me veo inmerso hace tiempo es así, subiendo y bajando sin saber cuándo. Muchas veces a ras del suelo, pero luchando para no estrellarme, pues la experiencia me dice que cuesta mucho más elevar el vuelo desde el suelo, demasiado poco combustible en el tanque de la autoestima como para elevarse.

En ese sitio uno se siente tan pequeño que no se siente persona, en ese sitio da igual qué día sea porque el tiempo se ha parado, en ese sitio gritas en silencio y te frustras porque nadie te oye, en ese sitio sabes que nadie te oye pero gritas sin parar “abrázame y sácame de aquí”, en ese sitio despiertas de tus pesadillas y compruebas que nada ha cambiado y que es igual soñar porque todo está igual.

De pronto algo te llama la atención y te hace reaccionar, es ella, tu amiga la ilusión, que recorre e invade tu mente y te recuerda que vivas el presente y dejes ese pasado tan tormentoso lejos, muy lejos, el futuro pues, no seas un visionario y déjalo que fluya y se acerque poco a poco, no te aceleres y pausadamente pon unos reactores en esas alas tan débiles, deja de dar coletazos a ras del suelo y sal disparado de esas arenas movedizas. Vuela alto hacia el horizonte tratando de buscar la felicidad a tu manera. Por muy pequeña que sea, aférrate a ella, si la pierdes nunca serás capaz de encontrar el camino de vuelta, vívela, siéntela, haz de ella una herramienta en tu día a día y por supuesto no dejes que nadie te la quite, pues tienes derecho a ser feliz.

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Un paso importante

Amigas 01¿Os habéis parado a pensar cómo se tejen, entretejen y deshacen las amistades? Muchas, yo diría las más, surgen de encuentros casuales; otras llegan de la mano de otras amistades; y algunas las buscas a propósito. Pero todas ellas, por lo general, tienen en común el que son el encuentro de dos almas con la misma sintonía, que no gemelas. Porque en las amistades -como en el amor- hay muchas ocasiones en que las personas son como dos polos opuestos que se complementan, y otras en las que parecen hechas con el mismo molde. Así se tejen la mayoría.

Pero para entretejerlas hacen falta grandes dosis de cariño y de amor; de tiempo y dedicación; de afecto y sinceridad; de charlas en el café, o en el parque, o en el campo o en casa del otro, o en el trabajo; de intercambio de sentimientos, vivencias, experiencias e información.

Y para deshacerlas. ¡Qué sé yo! Malentendidos, frialdad, distanciamientos, enojos, envidias, celos o, simplemente, dejar ir. Yo, a veces, pienso que soy especialista en esto último porque conservo pocas amistades de aquellas que surgieron en mi niñez, adolescencia y juventud. Y eso que sigo viviendo en la misma ciudad y frecuentando prácticamente los mismos lugares que me vieron crecer.

Pero hoy he dado un paso importante en pro de la amistad. Utilizando las redes sociales he contactado con unas amigas que hacía tiempo no veía. Una es una antigua compañera de colegio, de la que me alejé yo a propósito porque juzgué mal su conducta, cuando yo no soy quién para juzgar a nadie. Lo cierto es que ahora está enferma y creo que he hecho bien en dar el paso, aunque no sé si recibiré respuesta. Otras son dos amigas de las que tenía cuando trabajaba y con las que hace mucho, muchísimo tiempo, que no me siento a tomar un café. De éstas espero pronta respuesta.

Sea como fuere, estoy satisfecha. Me siento feliz de haber dado ese paso para contactar con ellas. Y me encantaría poder recuperar su amistad. Porque aunque ellas no lo sepan a ciencia cierta, no me importa proclamar a los cuatro vientos que las quiero. Y por eso no dudo en afirmar que me gustaría reincorporarlas a mi vida, a esta vida de la que nunca debieron salir.

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El viaje de mi vida

Auf dem WegSe puede viajar de un sitio a otro y disfrutar del paisaje, de pueblos, de ciudades, de las personas que viven en ese entorno y aprender cosas nuevas.

Normalmente, se suele salir de viaje cuando se va de vacaciones y, estos días, suelen ser de relax: intentar cargar las pilas para volver a nuestro lugar de origen con energías renovadas.

A mí, personalmente, me gustaría hacer un viaje a un lugar de fantasía (esto suele darse en los cuentos) donde todo fuese felicidad y armonía y los problemas, que asolan hoy en día a la sociedad, no existiesen. Todo se compartiría y nadie sería más que nadie. Pero esto es una utopía y el mundo real en el que vivimos es muy diferente.

Se puede viajar dentro de uno mismo y conocerse mejor, pero éste es un viaje por la mente que entraña riesgos y, a veces, se puede caer en un pozo sin fondo donde, quizás, no se encuentre la salida.

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La medalla de Miguel

Cocina 02Tres hombres trabajan a diario en la cocina del restaurante de Jiménez. Alfredo se encarga del horno y los guisos, Marcos es el repostero y el tercero, Miguel, prepara las ensaladas y la carne a la plancha.

De vez en cuando Jiménez, el jefe, un tipo flaco de nariz aguileña, le dice a Miguel que no se olvide de partir el pan y echarlo en los cestillos, o le pide que ordene la estantería de las hortalizas, o le grita, “Miguel, deja las ensaladas y prepara dos bocadillos de lomo con pimientos”. A Miguel, en cuanto escucha la voz ronca, contundente de su jefe, le tiembla el cuchillo que tiene en la mano derecha y parte el tomate en trozos cada vez más grandes y desiguales.

—Sí, sí, ahora mismo —dice Miguel a la vez que esparce el tomate sobre los platos.— Una, dos, tres…veinte ensaladas, sí, ya están todas.

—Por tus muertos, date prisa —vuelve a vociferar el jefe.

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