Todas las entradas de ANASAPS

La Miga

04bTodo empezó a los doce años cuando un tren arrolló y mató a mi amiga. Yo no lo supe pero sospecho que aquel accidente cambió mi manera de ser, de pensar y de sentir. Tardaron unos años en diagnosticarme esquizofrenia y bulimia atípica. Intenté llevar la vida normal, estudié y trabajé sin éxito pero nunca estaba satisfecha (angustia y ansiedad). También intenté tener relación con amigas y pareja, tampoco lo conseguía, porque me invadían pensamientos negativos que me hacían sufrir.

Ahora que soy consciente de que esos pensamientos puedo cambiarlos por otros más positivos, me encuentro más contenta, satisfecha y tranquila. Gracias a mi madre tengo un techo y un plato de comida y ninguna preocupación económica.

Estoy ilusionada con el deporte, ANASAPS, el barrio donde vivo, mis amigas y el cine, y me siento afortunada de vivir con mi madre y mi perrita.

Desearía en el futuro ser lo más independiente que pueda, para mí es importante tratarme bien y tratar a las demás personas bien.

• Pan •

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Esforzándose cada día

caminoNació como un niño normal y corriente, creció en una familia humilde, se formó en la escuela, se divertía como todos los niños, los estudios que realizó fueron la ESO. Fue creciendo en un entorno donde no había mucho dinero, le salían trabajos esporádicos de contratos de 6 meses y a veces campañas de trabajo. Del dinero que ganaba, una parte se la quedaba él y otra se la daba a su familia.

Por aquel entonces se divertía saliendo con sus amigos, bebía alcohol y tomaba drogas, así todos los fines de semana. Fueron pasando los años con esa clase de vida, hasta que un día empezó hacer cosas extrañas, fuera de lo normal, y entonces fue al médico, le hicieron unas pruebas y le diagnosticaron una enfermedad mental.

El médico le diagnosticó una Esquizofrenia Paranoide, su familia se dispuso a gestionar con el médico todo lo que había que hacer, para que él pudiera llevar una vida como es debido, dentro del grado de minusvalía que la enfermedad le había ocasionado. El médico gestionó los papeles para que le asignaran una pensión con el grado de minusvalía que tenía y una medicación, y así pasó un tiempo y luego lo llevaron para que estuviera ocupado durante unas horas en un centro para personas con trastorno mental grave. Y así, él fue a ese centro donde cuidaban de las personas, ocupándolas con trabajos muy fáciles de hacer. Él, al final, poco a poco, se fue adaptando a la nueva situación, e iba consiguiendo metas.

Salía de excursión con el centro y las personas encargadas de él. Empezó a lograr objetivos y a demostrarse a sí mismo y a la sociedad que podía ser útil y romper el estigma que hay en la sociedad sobre las personas con trastorno mental grave.

Y así fue pasando el tiempo, meses, años, ejercitándose, colaborando en las tareas y cumpliendo con los objetivos marcados. Y ahora está en una residencia donde lo cuidan y donde acabará sus días.

• Jacinto •

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Los muros sociales

Muro 03bEra un frío día de invierno, las siete de la mañana. Como de costumbre, Esteban estaba sentado y leyendo el periódico. Se centraba en su desayuno antes de acudir a su centro ocupacional. Ya le quedaban pocas horas paran coger el autobús que le llevaría a su destino.

Esteban tenía un trastorno de personalidad y cada día se enfrentaba a lo que ello suponía. Tal y como venían los días, los dejaba irse. Se limitaba a convivir con ese trastorno, conociendo cuáles eran sus limitaciones y cuáles sus valías, dejando a un lado sus barreras, como si estas no existieran, y teniendo fijación en sus actitudes como persona. Era como si en esos días no existieran sus limitaciones, sólo las cosas buenas que hacía y que tenía.

Otras veces se topaba con otros tipos de problemas: los muros sociales, esos muros parecían más difíciles de superar, pero Esteban sabía qué tenía que hacer, ÉL LO SABIA. A veces esos muros tenían forma de discriminación, otras de exilio social por ser diferente. De hecho en su ciudad había centenares de ellos, pero él al levantarse todos los días, desayunaba, pensaba en sus tareas por hacer y acudía al centro. Esteban no se rendía nunca ya que por muy irrompibles que pareciesen, cuando caían y tocaban el suelo, hacían libres a las personas con enfermedad mental.

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Recordando a mi madre

Madre 02Mis recuerdos se remontan a los cuatro añitos, entonces vivía en un internado de San Sebastián, mis padres eran pobres y mi madre esquizofrénica, pobrecita mía. Recuerdo que esperaba ansiosa la visita de mi madre, como agua de mayo, esos ojos azules, esa mirada profunda de alegría por verme y de su pesar por no tenerme.

Pero todos los domingos llegaban, estaba con ella todo el día, mi madre compraba un pollo, comíamos sentadas en un banco de los jardines de alrededor del internado.

Yo era feliz y recibía un millón de besos y abrazos, era un rayo de sol para mi corazón. En el internado era bien atendida por las monjas, yo no entendida muy bien por qué estaba separada de mis padres. No quería a mi padre, pues con mi mente de niña pensaba que no ayudaba a mi madre. Murió cuando yo tenía siete, no lloré, guardé en el cajón de mis tesoros la foto y no la miré más.

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Diez años de relación

¡¡¡GANADOR DEL CONCURSO DE RELATOS 2015!!!

Elisabette GanadorNo estaba yo en mi mejor momento, toqué fondo en el terreno laboral. Era camarera y ayudante de cocina, cuatro o cinco días trabajando y no dormía por las noches; urgencias y la baja. Un año pasaría hasta el tribunal médico.

Pero a nivel emocional, entonces, la vida me sonrió, conocí por un anuncio al que sería quizá el hombre de mi vida. Me quedaba algo de lo que había sido como deportista y guardaba una buena figura, también la edad acompañaba, 28 años. Las líneas de la vida aún no poblaban mi cara.

Él no estaba gordo, pero tenía algo de tripa, bebía demasiada coca-cola, luego con el tiempo la dejaría. Ojos azules grisáceos, poco hablador, muy educado y amable. Me gustó y yo creo que le gusté, comenzamos a quedar todos los días, así durante tres meses. Hasta que me dijo de ir a vivir con él.

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Mirando hacia la ventana

SEGUNDO CLASIFICADO DEL CONCURSO DE RELATOS 2015

Escaleras 02Lo veo a él tomando café, bebe un sorbo de agua de un vaso que está al lado, mientras escribe unas letras en un pequeño libro. Recuerda con fugaces destellos todos los momentos de su vida por los que ha pasado. Recuerda una infancia perdida, observa a unos niños jugando en un día de nieve, se ve a él mismo tirando bolas de nieve gigantes. La nieve esta fría entre sus manos, le gusta su color, es blanca, se deshace entre los dedos, tantas cosas se le escapan entre los dedos ahora que lo ve. La nieve es fría, pero cuando la acaricias te da un tremendo calor que recorre todo tu cuerpo. Su frescor te despierta como la brisa de la mañana. Los días son blancos cuando nieva.

Ve dos niñas jugando en la nieve con su amplia sonrisa, tirándose delicadamente bolas de nieve, y recuerda cuando se ataba sus zapatillas, se ponía su gorro de capucha y salía a correr bajo las estrellas. Recorría la ciudad, pasando por delante de los edificios sombríos, corría porque tenía miedo, miedo de no gustarse como era. Se sentía gordo, no hacía más que comer, no se gustaba como era, no le gustaba el aire que respiraba. Quería salir de allí, todos los días corría. Tenía un sitio donde ir, pero el miedo e inquietud de la juventud le hicieron tomar otro camino.

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¿Dónde estoy?

Oscuridad 01¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? Esas son algunas de las preguntas que recorren mi mente, demasiado aturdido y desorientado para poder pensar con claridad y sacar conclusiones objetivas, además todo esta oscuro y no se ve nada, me cuesta mucho moverme, hasta el punto de no poder incorporarme, con la incógnita de no saber dónde estoy realmente, con la oscuridad y no tener una referencia resulta complicado. Mal momento este para haber dejado de fumar recientemente, porque el encendedor o unas cerillas me hubiesen venido de perlas. Pruebo con la linterna del móvil pero casualmente está sin batería, con la luz del reloj imposible, demasiada oscuridad. Alto, que ese ruido son mis jadeos y mi corazón que palpita como si se fuera a salir del pecho, parezco un caballo de carreras antes de la salida. Voy a intentar calmarme que no está la situación para que me dé un ataque de pánico, recuerdas lo que pasó la última vez, claro, que perdiste el control, el miedo y el pánico se apoderó de ti y consiguió controlar la situación por ti, con lo que conlleva: bloqueo, indecisión, sensación fría, taquicardia.

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Un cielo para los animales

Animales 01Fue ya, con casi cuarenta años, que pude sentir la bondad de ciertos animales, por los que tuve y tengo, aún hoy con casi cincuenta años.

Mi primer contacto aquí en Navarra, después de mucho tiempo de mi venida desde Donosti con veinticinco años, sucedió en Santesteban con treinta y nueve años.

Un día conocí a Bobi y a Chispita, eran los perros de los aitatxis de mi hijo. Recuerdo la primera vez que los vi, estaban al lado de la casa en sendas casitas de madera. Era invierno, hacía mucho frío y había barro a causa de la lluvia, pero aún así fui a saludarlos. Dos perritos ratoneros, Chispita era la más movida, dos caricias le bastaban para estar más que contenta.

Solía ir a ayudar a hacer las tareas del hogar de los aitatxis, y cuando se echaban la siesta cogía a Bobi y a Chispita y los llevaba a pasear por el monte, eran momentos de tranquilidad y sosiego para mi alma y de bienestar para los perros.

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Hija mía

Padre e hija 01Hija mía, es mejor vivir en un camino alegre que llorar de pena ante algo interminable.

Tengo trastorno bipolar pero lucho por mejorar día a día. Cuando estoy contento, tus anhelos son mi sosiego; tu esperanza recorre todo mi cuerpo como las aguas del río tranquilo fluyen al mar.

Tienes que saber, también, que otras veces, como me ocurre a mí, esta agua discurre tempestuosa y arrastra todo lo que encuentra a su paso, y puedes, incluso, quedarte atrapado por en su fondo y no resurgir. Pero es, entonces, cuando todo vuelve a la calma y mi alma callada vuela y se encuentra, de nuevo, en tu camino.

A veces, me siento acorralado, quizás, perdido. Habrá buenos y malos momentos. Pero, hija mía, si sabes sobreponerte encontrarás una razón para ser feliz. Te indico el camino, pero tu destino sólo lo puedes forjar tú misma. No conozco el final porque yo, todavía, estoy en este trayecto. Pero si respetas a los demás y te dejas querer, al final, encontrarás la felicidad y, con ella, tu libertad como ser humano que es capaz de amar a los demás.

Hija mía, un día crecerás y yo no estaré allí para protegerte. Pero recuerda siempre que, aunque a veces he tenido mis altibajos, yo siempre te he querido y, me encuentre donde me encuentre, encontrarás esa paz interior en la que siempre has estado y lograrás ubicar, por fin, el trayecto en el que un día hallarás la felicidad lo mismo que la encontré yo.

• El Azor •

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Retorno o encuentro con mis raíces

Inside of a train carriageSemana de vacaciones en Donosti: me siento como un caballo de carreras, faltan pocos días para marcharme ya y mi cuerpo y mi mente están a mil por hora. Este fin de semana he tenido que parar en seco porque estaba muy acelerado, nada, deja el cuaderno y el boli y coge tu otra herramienta que son las dos ruedas, por fin un poco de relax (desconexión), vamos, un alivio para esta cabecita. Necesito reencontrarme con mis orígenes para rellenar huecos tanto mental como físicamente; también mi olfato necesita de esos olores a verde y costa, no sé, la tierra cala mucho, te invade interiormente de forma bestial, a lo grande, son muchos años fuera y eso influye mucho en cuerpo y alma, en fin, seguiremos contando los días para experimentar con las sensaciones que nos depara el norte. Pero necesito intentar hacerlo de forma pausada, no como siempre, que parece que se me acabase el tiempo, necesito hacerlo tranquilo y disfrutar así de cada momento y que mi mente entre en un estado de éxtasis, no sé, lo necesito tanto. Pararme a pensar y reflexionar qué ha sido de mi vida aquí en Nafarroa, ver si ha sido positivo o no, por otro lado me da un poco de miedo el recuentro, no vaya a engancharme y me dé por quedarme. (2-6-2014) Bueno, empieza la cuenta atrás, mañana me voy a Donosti y de paso a hacer una visita a mi pueblo (Legazpi), ahora estoy en el hospital pero me da igual, es sólo rutina, demasiado acelerado para dormir, pero también creo que es algo normal. (3-6-2014) Bueno, voy para allá, 8:30 y ya estoy en el autobús, aunque no he empezado bien, ayer preparando la comida me lesioné y tuvieron que ponerme puntos, nada me puede hacer perder esta oportunidad, estoy demasiado mentalizado como para quedarme en el dique seco. A ver qué tal el viaje en tren, hace años que no uso el tren, aunque me gusta más que el autobús. 9:40 Estoy esperando en el andén y no sé qué tengo, soy como un imán que los atraigo a todos, ya están aquí los Testigos de Jehová, en fin, respira hondo y di simplemente “no me interesa”, ahora que veo el folleto que me han dado me fijo en las fotos del folleto y caigo en que se me ha olvidado la cámara, una cosa que tendré que hacer: fotografiar mentalmente. Ya en el tren, vaya lío con los vagones, y hala, a usar la suela de la zapatilla. Relaja tío, que estas de vacaciones, siéntate y a escribir, que sabes que te relaja mogollón. Estoy pasando bastante calor por que el tiempo está peor que yo y creo que me he vestido de 3 estaciones, yo que sé, viendo el interior del tren pienso cómo avanza esto de la tecnología, la última vez que monté en tren fue un talgo viejo y un expreso, en fin, maldita nostalgia, aquí estoy, en preferente, entre trajes y corbatas, me siento como una bombilla fundida, pero bueno es un mundo nuevo para mí, así que a observar, qué me encanta, soy como un radar, y el tío del carrito para arriba y para abajo haciendo interferencia en mi ángulo de visión, y encima vaya precios, menos mal que soy de la vieja escuela y llevo provisiones. Llevo mucho tiempo sin coger vacaciones y me invade una sensación rara, no sé cuánto me va a afectar mentalmente, de momento estoy en el limbo, este olor a nuevo del vagón que se entremezcla con el aire es molesto para mí, no me llegan señales positivas a mi mente (odio el olor a nuevo), no me dice nada (recordatorio), tengo que escribir sobre una experiencia que viví el fin de semana pasado, en concreto el sábado por la mañana.

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