Archivo de la etiqueta: Capitán Timón

Las palabras de la tribu

Sucedió tras una noche de pesadilla en la que me vi envuelto en otro mundo desganado por visiones dantescas que aún me escuece el espíritu negruzco. Como es habitual me senté en un banco de la plaza recoleta a ver pasar las nubes viajeras y a los árboles fieles a su territorio que bailan la canción del suave viento y lejano.

A través del día intento no sucumbir a equívocos. Aclaro las ideas tempestuosas, intento poner orden donde no hay sino caos rítmico. La canción del solitario se abre paso en las calles pintorescas. La luz siempre es buena, pero la rutina lucha por impedir novedades y sorpresas.

Pronto las voces vuelven a taladrar la mente. El caso es que olvido su procedencia, no sé si son producto de la imaginación o son las señales del más allá, o bien mensajes que no entiendo sumido entre desasosiegos. Veo pasar la gente y todos parecen tener prisa y es como si no se vieran. Señales alucinatorias vuelven hacía algún intento de futuro, quizás inventan extendida una música que lleva hacia los extensos territorios que otrora fueron incandescentes.

Ahora no sé si vivo o muero, si estoy dormido o despierto, o habito universos paralelos, las presiones se agitan y finalmente vuelve la insidiosa depresión por este barrio de estrechas callejuelas y recovecos y pasadizo y la más esotérica que estalla sus alas beligerantes hacia las playas invadidas por la luna del atardecer. Tales olas que vuelven a su cauce natural y las alas rompientes que me hablan de su procedencia: Estambul, El Cairo, Ibiza, Baleares.

Sigue leyendo Las palabras de la tribu

Share

A estribor

Es la mar unas soledades. Amúsicas navegan. El bote marinero advierte las olas altivas que velan la placidez de la luna, sus navajas y sus ojos galácticos. No se puede acuñar la vacía voz del dolor, es sal viva. Una excitación que llena el valle de elegías y lamentos. La olvidadiza memoria unos besos dados a la contra en estas calles desvariadas y marineras. Aquí donde todas las pasiones devienen hacia el fluir del ser a una disposición distinta y extensa. Poblada de distancias e historias inefables, que sustraen el desierto y el agua, desde una aurora inexplicable. Traen el rigor de una navegación constante. Desde un alado experimento los personajes de la epopeya oceánica se definen en vidas sencillas y desapariciones.

Las marionetas traviesas y las diligentes artes. Habitados igual a máquinas estropeadas, seres de guiñol justifican al estado central su hipocresía y a las costumbres malsanas, a la farsa faraónica que los cargos públicos ejecutan.

Por las grises calles ennegrecidos por las últimas lluvias y bajas nubes los rebeldes se esparcen por los garitos R&R y otros bares tipo garaje, donde se escuchan las músicas diversas y variadas, nostalgias del futuro. En medio de aquella tasca rugiente algunas mujeres se prueban a bailar locamente y sus insinuaciones nos alargan la noche spiritosa.

Navego y los signos que la noche abre en ésta zona del universo son ganas de vivir tras de habitar largo tiempo lo negro que se debate insomne, el antihéroe no tiene en las ojeras gangrena y las amusicas desembocan por calles flotantes en el ingente mar de otras tierras lejanas. Lamentaciones y destierros, torvas espinas, y ese silencio atroz y desconsiderado, que rompemos a base de citas y canciones, baile y sonrisas.

Sigue leyendo A estribor

Share